Después de meses de turbulencias en la política de Brasil azotada por los escándalos de corrupción, 147.3 millones de brasileños están aptos para acudir este domingo a las urnas para elegir a su nuevo presidente.
De los nueve candidatos que disputan la silla presidencial del país más grande de suramérica, en realidad son dos los que tienen más posibilidad de ganar: Fernando Haddad, quien sustituye a Lula Da Silva, y el ultraderechista Jair Bolsonaro, según los datos más recientes de las encuestas divulgadas en Brasil.
El país de la samba va a unas elecciones que son medulares no solo para darle un nuevo aire al ambiente crispado que ha vivido con el escándalo de corrupción de Petrobras y Odebrecht, que ha salpicado a todo el espectro político brasileño; sino además por que el nuevo rostro que elijan los votantes marcará el destino de esa nación por los próximos años.
Campaña con la sombra de Lula
La campaña para estas elecciones ha estado marcada por altos y bajos. Uno de los momentos álgidos fue la inhabilitación de Lula, quien llevó hasta el filo de la navaja su decisión de competir de nuevo por la presidencia. Pero la Justicia brasileña lo dejó fuera de la jugada y entró a la cancha un hombre de su confianza: Haddad.
Pero este candidato, al entrar al juego casi al final del partido, ha tenido cuesta arriba el camino en su lucha por llevar de nuevo al Partido de los Trabajadores (PT) al poder.
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En los sondeos el índice de rechazo hacia el petista aumenta al tiempo que sube el apoyo a Bolsonaro.
Haddad, quien hace menos de un mes sustituyó como candidato a Lula, preso por corrupción y vetado por su situación jurídica, confiaba en heredar el casi 40 % de apoyo que hasta ese momento tenía el expresidente, pero eso no ha ocurrido.
Según las últimas encuestas del instituto Ibope y Datafolha, Haddad tiene una intención de voto entre el 22 y 23 %, frente al 32 y 35 % que se le atribuye a Bolsonaro, mientras que el resto de los candidatos no supera el 10 %. El candidato ultraderechista, que se recupera en su domicilio de las heridas que le causó una cuchillada que le asestaron durante un mitin el pasado 6 de septiembre, creció en apoyo en las últimas semanas.
Bolsonaro creció tres puntos porcentuales respecto a la última encuesta y llega al 35 %, según la encuesta de Datafolha.
Pero los sondeos también le adjudican a Bolsonaro y Haddad los mayores índices de rechazo, en ambos casos en torno al 40 %, por lo que los analistas consideran que una de las claves en la elección será el voto “anti” los principales favoritos y coinciden en que, a las puertas de las elecciones, si ninguno supera el 50 % este domingo la segunda vuelta será entre Bolsonaro y Haddad.
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Para esa segunda votación, prevista para el 28 de octubre, Ibope mostró a Haddad y Bolsonaro empatados en 44 %, pero con una subida de cuatro puntos porcentuales a favor del candidato ultraderechista.
Bolsonaro ha centrado sus dardos contra Haddad y el PT no solo por los flancos ideológicos, sino por la corrupción que salpicado al partido de Lula; mientras que el resto de candidatos señalan a Bolsonaro de tener un discurso de “odio”.
Ayer culminó la propaganda por radio y televisión, que en Brasil son aún los principales medios para el proselitismo. Los candidatos participaron en un debate en el canal Globo, el de mayor audiencia nacional, que ha llegado a ser determinante en otras elecciones.