La huelga sindical contra una reforma tributaria en Costa Rica entró hoy en su día 24 con una protesta en los alrededores del Teatro Nacional, donde el presidente costarricense, Carlos Alvarado, participaba en un evento.
Un grupo de huelguistas acudió a la avenida aledaña al Teatro Nacional para manifestarse en contra de la reforma fiscal y a exigir la presencia del presidente Alvarado, quien se encontraba en el interior dando un discurso en el marco del Congreso Nacional de Movilidad Urbana.
La Fuerza Pública estableció un anillo de seguridad y en algunos momentos hubo empujones con los manifestantes, que cantaron el himno nacional y gritaron consignas como "el pueblo unido jamás será vencido", así como insultos a la prensa y al mandatario, pero no se registraron mayores actos de violencia.
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Una portavoz de la Casa Presidencial confirmó a Acan-Efe que el presidente Alvarado salió del Teatro Nacional sin problemas junto a otros funcionarios del gobierno.
Los policías quitaron el anillo de seguridad tras la salida del mandatario, y los manifestantes se fueron del sitio.
El secretario general de la Asociación Nacional de Empleados Públicos, Albino Vargas, dijo en un vídeo enviado a los medios que los "manifestantes patrióticos" expresaron su rechazo al "combo fiscal".
"La gente le está pidiendo que salga a conversar y no hay forma. Un pueblo defraudado y estafado se siente muy decepcionado de ese gobernante", declaró Vargas en relación al presidente Alvarado.
Mientras tanto la Asamblea Legislativa continúa el trámite de la reforma fiscal con la votación de mociones que pretenden hacer cambios al proyecto de ley llamado Fortalecimiento de las Finanzas Públicas.
Está previsto que el conocimiento y votación de un total de 368 mociones en el Plenario concluya hoy o mañana, para que la próxima semana comience una discusión por el fondo y posiblemente se dé la primera votación a la reforma.
Si es aprobado en el primer debate, el texto de reforma fiscal será enviado a consulta de la Sala Constitucional, de cuya resolución dependerá si se realiza la segunda y definitiva votación.
Los huelguistas mantienen una especie de campamento a un costado del Congreso desde el inicio del movimiento y realizan manifestaciones en diversas zonas del país como ha sido frecuente durante los 24 días.
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La reforma fiscal tiene como punto estrella la conversión del impuesto de ventas del 13 por ciento en uno de valor agregado (IVA) de la misma tasa pero que gravará los servicios y de manera diferenciada algunos productos que antes estaban exentos.
También incluye cambios en el impuesto sobre la renta, renta de capital, renta global y medidas para reducir el gasto público, como por ejemplo la disminución de pluses salariales.
Los sindicatos consideran que la iniciativa afectará a los pobres y clases medias y beneficiará a los ricos, algo que el Gobierno niega porque afirma que se trata de una ley progresiva para paliar el déficit y estabilizar las finanzas.
Según el Gobierno la huelga cuenta con poco apoyo en la mayoría de instituciones públicas, con excepción del Ministerio de Educación, pues cerca del 70 por ciento del personal se ha unido al movimiento y la mitad de los centros educativos están cerrados por completo.