EE. UU. prolongará detención de menores inmigrantes

Existe un acuerdo que impide detener a menores por más de 20 días. El Gobierno dice que no acatará ese acuerdo y que expulsará a familias.

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Foto/ AFP / JOHAN ORDONEZ

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07 September 2018

El gobierno del presidente Donald Trump anunció ayer que hará caso omiso de un acuerdo judicial que limitaba el tiempo de detención de inmigrantes menores.

El Departamento de Seguridad Nacional dijo que poner fin al llamado Acuerdo Flores de 1997 permitirá acelerar el procesamiento de los casos de inmigración y a la vez disuadirá los cruces ilegales de la frontera de Estados Unidos con México.

El Acuerdo Flores obliga al gobierno a mantener a los niños en el ambiente menos restrictivo posible y dejarlos en libertad al cabo de unos 20 días. Durante años, debido a esas restricciones, muchos padres y niños a los que se detenía en el intento de entrar subrepticiamente al país quedaban en libertad mientras se procesaba su pedido de asilo, una práctica que Trump caracteriza como “capturar y soltar”.

Las nuevas normas permitirían al gobierno mantener detenidas a las familias hasta finalizar su procesamiento.

“En la actualidad, las escapatorias legales entorpecen la capacidad del departamento de detener y expulsar rápidamente las unidades familiares que no tienen fundamentos legales para permanecer en el país”, dijo la secretaria de Seguridad Nacional, Kirstjen Nielsen.

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“Esta regla apunta a uno de los principales factores atractivos de la inmigración ilegal y permite al gobierno federal aplicar las leyes de inmigración aprobadas por el Congreso”, añadió.

Rechazan medida

La medida enfureció a los promotores de derechos de los inmigrantes y casi con seguridad provocará una batalla en las cortes.

“Es repugnante ver cómo el gobierno de Estados Unidos busca la manera de prolongar el encierro de niños”, dijo Omar Jadwat, director del Proyecto de Derechos de Inmigrantes de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés).

También José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), opinó que la separación de niños de sus padres inmigrantes es “un abuso de poder” que debe ser castigado.