La crisis en Venezuela ha provocado el más grande movimiento migratorio en la historia reciente de Latinoamérica. Los venezolanos no huyen de un conflicto armado, sino de la escasez de alimentos y medicinas, de los salarios bajos y la hiperinflación que agobia los bolsillos de la ciudadanía.
Sólo a Ecuador han ingresado más de un millón de venezolanos en lo que va del año y 200,000 se han quedado en ese país. Entre enero y agosto se ha registrado un promedio de 4,200 ingresos diarios.
Ante esta oleada migratoria, las autoridades ecuatorianas se han declarado desbordadas ante el “flujo masivo e inesperado” de venezolanos. Incluso, tuvieron que declarar la emergencia en tres provincias para habilitar mecanismos de ayuda a los migrantes, además de tomar medidas migratorias como exigir pasaporte para ingresar a Ecuador.
A Brasil, Perú, Chile, Argentina...
En la frontera entre Ecuador y Colombia miles de venezolanos se han agolpado ante las instalaciones migratorias, donde duermen por días a la intemperie, para ingresar a este país en muchos casos con dirección a Perú, Chile y Argentina, entre otros.
En las últimas semanas, los venezolanos han transitado por las carreteras ecuatorianas para intentar cruzar desde Huaquillas, ciudad limítrofe con Perú, donde desde ayer se puso en vigor la exigencia del pasaporte para aceptarlos. Eso motivó que cientos de venezolanos se apresuraran a ingresar a territorio peruano antes que aplicaran la medida.
Al ver el víacrucis de sus vecinos, muchos ecuatorianos se han solidarizado con el drama humanitario que están viviendo y les han provisto de comida a su paso. También la provincia ecuatoriana de Pichincha, cuya capital es Quito, ha creado un “corredor ciudadano” para trasladar desde la frontera con Colombia, en autobús, a los venezolanos que intentan llegar a Perú en busca de mejores oportunidades de empleo.
Las cifras oficiales de migración ecuatoriana señalan que desde inicios de año hasta julio 382,628 han salido principalmente hacia Perú. Y las autoridades migratorias de Colombia, Ecuador y Perú han acordado reunirse la próxima semana en Bogotá para abordar la situación generada por el éxodo de miles de venezolanos.
Pero en Brasil no han sido recibidos con mucho agrado. Muchos han sido víctimas de ataques xenofóbicos, incluso les han quemado sus pertenencias en la calle. Y esta semana, el Gobierno del estado brasileño Roraima, fronterizo con Venezuela, pidió al presidente Michel Temer un pago millonario por los costes extraordinarios por asumir la entrada de miles de inmigrantes venezolanos en la región.