Nicaragua, que cumple 76 días de su crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, puede entrar en una espiral descendente si el presidente del país, Daniel Ortega, no cede en detener la represión y aceptar una salida pacífica, valoró el sociólogo Humberto Belli.
"Sencillamente: si Ortega sigue aferrado a gobernar hasta el 2021 en pocos meses el país va al desastre completo", alertó Belli, ministro de Educación en el Gobierno de Violeta Chamorro (1990-1997), en un artículo enviado a la prensa.
A juicio de Belli, las esperanzas con que grandes sectores de la sociedad nicaragüense aplaudieron el inicio del diálogo para buscar una salida a la crisis, "han caído a su punto más bajo".
"Sus aspiraciones principales eran parar la represión y hallar una salida pacífica a la crisis; sea adelantando elecciones o negociando la salida del gobernante. Ninguna se ha cumplido", anotó.
Observó que cuando se inauguró el diálogo nacional el 16 de mayo pasado, mediado por la Conferencia Episcopal de Nicaragua, "eran 76 los muertos, hoy se aproximan a los 300".
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"Seis semanas después Ortega no ha dado el más mínimo indicio de aceptar cambios en el calendario electoral", advirtió Belli, para quien urge que el mandatario "ceda o lo hagan ceder".
"Ha crecido entonces la convicción de que Ortega, como temían algunos, llamó al diálogo para ganar tiempo, encubrir su verdadera agenda, y cansar a la oposición", apuntó.
Lo que sugiere que el escenario más probable que tenemos enfrente, añadió Belli, "es el de un dictador empecinado en continuar hasta el 2021 -como mínimo-, sin reparar en las consecuencias que esto tendría para el país".
"¿Cuáles serían esas consecuencias? Las más trágicas, las pérdidas de vidas humanas, nadie las ha calculado", señaló.
Las económicas las acaba de reanalizar parcialmente la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides): Si la crisis dura hasta diciembre, la economía se contraería a un menos 5,6 por ciento, con una pérdida de 1.400 millones de dólares y quizás medio millón de empleos, alertó.
Para Belli, sin embargo, en el análisis del Funides hay dos limitaciones: no contempla el posible y catastrófico colapso de los bancos, y no mira más allá de diciembre. "¿Qué pasaría si para entrado el 2019 Ortega sigue negando la salida pacífica?", preguntó.
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Por tanto, para el sociólogo, lo que no es difícil predecir es que, en ausencia de un entendimiento, y ante el grado de indignación popular que existe, la situación seguiría siendo volátil; fatal para el clima de negocios y muy propensa para que el país entre en una espiral descendente que dejaría "enanas" las peores predicciones de Funides.
Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980, con Ortega también como presidente, que ha dejado 285 muertos y más de 2.500 heridos, según el último reporte ofrecido por la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH) el martes pasado.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) reportó hoy la muerte de 18 personas durante la primera semana de trabajo del Mecanismo Especial de Seguimiento para Nicaragua (Meseni), que va del 24 al 30 de junio.
Las protestas contra el Gobierno comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra