Conmoción por familia que murió calcinada en Nicaragua

La Policía informó que ha creado un equipo técnico con investigadores y peritos de criminalística para realizar diligencias con el objetivo de esclarecer el hecho.

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Foto/ AFP

Por Agencias/EFE

17 June 2018

Managua. En el cementerio Milagro de Dios, a las afueras de Managua, ayer no cabía nadie. Centenares de personas se acercaron a despedir a seis miembros de la familia Pavón que murieron abrasados durante un incendio provocado por unos encapuchados y que ha dejado sin palabras a Nicaragua.

“Esto ya no es un país, esto es el infierno”, dijo entre llantos uno de los hermanos de “Don” Óscar Pavón, un conocido vecino del barrio capitalino Carlos Marx que regentaba una humilde tienda de colchones y que la mañana del viernes fue asesinado en su casa junto a su esposa, su hijo, su cuñada y sus nietos, de apenas 2 años y 5 meses.

El crimen es uno de los más atroces que se han cometido en Nicaragua desde que comenzaron las protestas antigubernamentales y desde que grupos de encapuchados siembran el terror en las calles de las principales ciudades del país, especialmente de noche.

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Los féretros llegaron al cementerio en furgonetas escoltadas por decenas de motocicletas y fueron introducidos con gran dificultad en las fosas por el aluvión de amigos y vecinos que no querían perderse el momento y que hasta se subían a otras tumbas para grabar el entierro con sus teléfonos móviles.

“Fueron los paramilitares y la policía del asesino de Daniel Ortega. Tiraron un mortero de dos libras y media dentro de la casa y solo un par de ellos pudieron escapar. Nosotros los vimos porque vivimos en la casa de al lado”, contó a Acan-Efe Erika Molina, mientras abrazaba a su esposo que no paraba de hipar y que de repente gritó “¡Justicia, justicia, justicia!”.

La versión oficial dista mucho de lo que señalan los vecinos y las principales asociaciones de derechos humanos de Nicaragua.

Varios testigos de los hechos explicaron el viernes a los medios locales que paramilitares y policías uniformados provocaron el incendio porque la familia se negó a que francotiradores subieran a la azotea para disparar contra varios manifestantes apostados en una barricada cercana.

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El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), una de las organizaciones más importantes del país, acusó directamente a las “fuerzas parapoliciales en complicidad con la Policía Nacional” y denunció en un durísimo comunicado que incluso los responsables de la masacre impidieron a las víctimas salir del inmueble durante el fuego. Agencia/EFE