Lesther Alemán, el estudiante que encaró a Daniel Ortega

Los jóvenes demandaron al presidente y su esposa que renuncien y que terminen con la represión que ha dejado más de 50 muertos.

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Foto/Archivo/AFP

Por Agencias

17 May 2018

Estudiantes encararon ayer al presidente Daniel Ortega, y a su esposa, la vicepresidenta, Rosario Murillo, y les exigieron la renuncia, además del cese de la represión. La demanda se planteó durante el diálogo nacional entre el Gobierno, la sociedad civil y el sector privado que busca poner fin a la grave crisis sociopolítica que enfrenta desde hace 28 días.

“Esta no es una mesa de diálogo, es una mesa para negociar su salida. Ríndase ante todo este pueblo, ordene el cese al fuego ahorita mismo... lo que se ha cometido en este país ha sido un genocidio”, señaló a los Ortega el estudiante identificado como Lesther Alemán, durante la sesión de diálogo encabezada por la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN).

La irrupción de Alemán causó impacto, no solamente por haber asaltado la palabra al presidente con su fuerte voz, sino también porque dejó claro que para los estudiantes el tema principal del diálogo debía ser la renuncia de Ortega.

“Pueden reírse, pueden hacer las caras que quieran, pero le pedimos que ordene el cese al fuego, ahorita mismo. Liberación de nuestros presos políticos. No podemos dialogar con un asesino, porque lo que ha sucedido aquí es un genocidio”, le dijo Alemán a Ortega.

Mientras el estudiante insistía en que los jóvenes murieron a causa de la represión del Gobierno, Ortega se mantuvo impasible en su silla, junto a su esposa y vicepresidenta, quien no pudo ocultar cierto nerviosismo.

 

Tras la exigencia estudiantil, Ortega comenzó su declaración recordando los años de la guerra interna nicaragüense y las miles de muertes que se produjeron durante ese conflicto armado.

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El mandatario lamentó las víctimas registradas en las protestas contra su Gobierno, cifradas en al menos 58 por organizaciones humanitarias, pero defendió la actuación de la Policía que, dijo, “tiene órdenes de no disparar” a los manifestantes.

“La sangre no tiene diferencia de colores, en todos nosotros corre la misma sangre. A todos nosotros nos duele la muerte de nuestros seres queridos. Tenemos razón de indignarnos”, indicó.

El presidente, quien en ningún momento de su discurso ordenó el cese de la represión ni la condenó, defendió el papel de la Policía que, a su juicio, “ha sido víctima de esta campaña”.

Criticó la violencia de los manifestantes y afirmó que “cuando nosotros luchábamos contra la guerra somocista nunca promovimos el asalto de negocios”.

Aseguró que “nadie está de acuerdo con la muerte de los jóvenes de diferentes tendencias políticas” pero tildó de mentira que haya desaparecidos o prisioneros políticos.

“Situaciones como estas solo se resuelven en el marco de la ley y la justicia, y por esa razón hemos invitado a la CIDH para que acompañe ese esfuerzo y que reine la justicia en nuestro país, para que se investigue realmente, cuantos desaparecidos hay, cuantos prisioneros políticos hay en Nicaragua, que nos pasen la lista, que no se utilice la mentira”, aseveró.

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Ortega afirmó que “tiene que haber justicia para todos, para los estudiantes, policías, trabajadores, religiosos... justicia no es solo para unos, no es que solo para un lado vamos a ver los muertos, los muertos están de todos lados”.

Tras su intervención, interrumpida en varias ocasiones por los estudiantes, la vicepresidenta Murillo pidió respeto, porque “creemos que esta mesa de dialogo nacional que nos reúne a todos debe servir para que respetuosamente nos comuniquemos con respeto, expresemos todos nuestros sentimientos ya que todos nos sentimos indignados por lo que ha ocurrido”.

Por su parte, el jurista Carlos Tünnerman, uno de los primeros líderes estudiantiles que se alzó contra la dictadura somocista y exministro de Educación en la década de 1980, calificó de “decepcionante” el discurso presidencial y exigió el cese de la represión.

“Usted no ha ordenado el cese a la represión, ordénela aquí, ahora mismo”, clamó.

La sesión finalizó nuevamente con un pronunciamiento de los estudiantes citando los nombres y apellidos de todas y cada una de las víctimas que perdieron la vida en los enfrentamientos al grito unánime de “presente”.

La instalación de la mesa de diálogo culminó marcada por duros reproches, principalmente, entre los estudiantes y el presidente del país, Daniel Ortega.

El mandatario, que llegó junto con su esposa y bajo fuertes medidas de seguridad al Seminario Interdiocesano Nuestra Señora de Fátima, al oeste de Managua, fue recibido con gritos de “asesino” por parte de numerosos manifestantes.

Justo cuando los obispos, los mediadores del proceso, daban la palabra a Ortega, los universitarios presentes en la mesa gritaron “¡eran estudiantes, no eran delincuentes!”, en relación a los muertos durante las protestas.

Nicaragua espera que el diálogo nacional, que se retomará el próximo viernes, ponga fin a una crisis causada por multitudinarias manifestaciones a favor y en contra de Ortega, que ha cobrado entre 58 y 65 muertes en 29 días, que mantiene dividido al país.