La convocatoria de un diálogo nacional a partir de hoy no ha frenado los saqueos, los enfrentamientos entre manifestantes y antidisturbios, y los bloqueos en las carreteras de Nicaragua, sumida en una crisis que entró en su jornada 28 y que ha dejado decenas de muertos y centenares de heridos.
Diversas poblaciones pertenecientes a los departamentos de Managua, Masaya, Estelí, Matagalpa, Granada, Río San Juan, Chontales y Boaco, situados en la zona norte, centro, sur y Pacífico de Nicaragua, presentaron ayer nuevos ataques contra los manifestantes o barreras en las carreteras para impedir el paso de los vehículos.
Los principales enfrentamientos se produjeron en Estelí y Matagalpa, al norte del país, donde los manifestantes denunciaron que la Policía trató de reprimir a los ciudadanos que protestaban pacíficamente.
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Las barreras bloquearon nuevamente algunas de las principales carreteras en Managua, Granada, Río San Juan, Nueva Segovia, Boaco y Chontales.
Estos bloqueos, que impiden el paso de los vehículos y surgieron como un apoyo a las manifestaciones, son una forma de protesta que obliga el paro de diferentes sectores con el impacto que supone para la economía, sirve como un modo de protesta de algunos colectivos contra el alto precio de los combustibles y también como una forma para evitar el vandalismo.
Ante la escalada de presión de los nicaragüenses la Iglesia de Nicaragua llamó a iniciar hoy la mesa de diálogo con su mediación.
Los obispos han reconocido que ese proceso comenzará en circunstancias “que no son las más óptimas” puesto que continúa la violencia en las calles contra los manifestantes, pero deben dar el paso.
La vicepresidenta, Rosario Murillo, anunció ayer que en la instalación de la mesa participará Daniel Ortega y que se someterán a “la metodología y la organización que dispongan los obispos”.
Uno de los sectores que se preveía que estaría en el diálogo era el de los campesinos, pero la líder campesina de Nicaragua, Francisca Ramírez, anunció que fue excluida y que sus seguidores permanecerán en las calles hasta que se haga justicia con las más de 50 víctimas de las protestas.