Exsandinista: “Ortega está claro que en un futuro proceso electoral honrado sería derrotado”

Nicaragua está en la ventana del mundo. Lo que hasta hace unos meses parecía una quimera, hoy las protestas callejeras han puesto en jaque al Orteguismo. Este ex comandante sandinista nos explica por qué.

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Por Enrique Miranda

30 April 2018

Luis Carrión es un ex comandante sandinista. Por diferencias rompió con el FSLN de Ortega en 1995 y ahora es dirigente del Movimiento Renovador Sandinista y se mantiene vigilante de los procesos en Nicaragua. Carrión tiene un punto claro: el Orteguismo perdió legitimidad moral y política para seguir en el gobierno y no puede más que salir del poder. Para esto ve necesario primero que se haga “justicia” ante la “masacre” que le atribuye al orteguismo y de la cual solo confía en una investigación internacional. Además de esto, pone sobre la mesa de negociación el siguiente punto: adelantar elecciones pero organizadas de forma transparente. Está seguro que en elecciones limpias el Orteguismo ya no tendría cabida. Algo cambió en Nicaragua esta primavera.

 

Hace poco, protestas así eran impensables en Nicaragua, hoy Ortega parece contra las cuerdas. ¿Qué ha cambiado para que esto ocurra?

Durante mucho tiempo se fueron acumulando agravios a la población. La protesta social estaba suprimida, tribunales corruptos y bajo el control partidista no dispensaba justicia sino sentencias favorables a los Ortega, los empleados públicos les quitan 5% obligatorio para los fondos del FSLN y obligados a ir a actividades partidarias. Se han producido asesinatos principalmente en las zonas rurales en el contexto de algún grupo rearmado que anda por ahí. Fueron asesinados varios activistas políticos en las últimas elecciones. Y el control social, los estudiantes estaban totalmente controlados. Todo esto, no tanto lo de las reformas a las pensiones, que fue lo que produjo las primeras protestas. Lo que hizo explotar todo esto es cómo Ortega reprimió a los primeros grupos que salieron a manifestarse, con matones y con la Policía contra gente totalmente indefensa, desarmada. Esto provocó una ola de solidaridad entre jóvenes y estudiantes. Esto fue la gota que derramó el vaso. Todo lo que estaba soterrado, los agravios, los abusos explotaron cuando tuvieron esta válvula de escape y explotaron en este sentimiento de solidaridad y apoyo a los que estaban siendo víctimas. Las cifras más conservadoras hablan de 40 muertos y otras hablan hasta de 60.

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¿Ortega ha perdido el monopolio de las calles?

Exactamente. Las calles están totalmente perdidas: los orteguistas no han podido organizar marchas ni movilizaciones ni nada. Y no solo ha perdido las calles, ha perdido una parte importante del apoyo de su base social y base política. Han tomado distancia y repudian estos crímenes. Ortega ha sido golpeado seriamente.

Desde fuera se veía una fórmula que funcionaba: crecimiento económico, fondos del chavismo repartiendo ayudas en sectores desvalidos y cero disidencias, ¿Ya no le funciona esta fórmula?

Esa fórmula se agotó. Por una parte, se agotaron los fondos de Venezuela que le sirvieron para crear un colchón a los sectores más pobres ante el efecto que tenían otro tipo de medidas económicas. Se rompió la relación calurosa con mantenía con importantes sectores de la empresa privada. Se rompió a raíz de la reforma al sistema de pensiones que al final no tomó en cuenta sus opiniones. Aquí cambió la situación del país para el futuro definitivamente.

No es posible entender esta marcha del pueblo sin la figura del Obispo Silvio Báez. ¿Cuál ha sido su papel?

El Obispo Báez ha surgido como una voz de los que protestan, de las víctimas, una voz contra los abusos, contra la represión, por un cambio profundo en sistema el político nicaragüense. Esto le ha ganado un enorme respeto y cariño de la gente. En este momento es prácticamente la única figura que tiene el consenso de todos los que están en el movimiento. ÉL está siendo parte de una comisión que formó la conferencia episcopal para tratar de articular un diálogo.

Se habla de diálogo, que Ortega quiere ganar tiempo. ¿Ve viable el diálogo ahora?

Para mí, no se puede llegar a ningún acuerdo sobre cualquier tema mientras no se haga justicia, porque estos no fueron hechos casuales, ni aislados. Durante 4 ó 5 días hubo una acción sistemática del Estado con todos sus recursos que llevó a esta cantidad de muertos, incontables heridos y hay personas desaparecidas. EL país no puede funcionar arreglar algo si en primer lugar no se hace justicia y para esto no podemos depender de las instituciones del Gobierno porque todititas están controladas por Ortega. Para esto tiene que venir la CIDH, Naciones Unidas, para que haya una investigación internacional independiente. Ninguna otra cosa va a funcionar.

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¿Estamos hablando de una cuestión al estilo CICIG?

Eso sería ideal. No sé si se va producir, pero por lo menos una comisión de CIDH ue pueda iniciar una investigación independiente. Eso es clave. Ahora, yo no tengo duda que Ortega va empezar, ya empezó, a sabotear el diálogo. Primero, no hay ninguna fecha acordada para comenzar. Segundo, Ortega está inventando interlocutores nuevos de los que los obispos están considerando y van a presionar para ser parte del diálogo, como sectores prácticamente presididos por funcionarios de él. Aparecieron unos pastores protestas que reciben dinero del Estado, unos antiguos comandantes guerrilleros y desmovilizados del Gobierno que también quieren su parte en el diálogo. Esto va a ser un enredo, va a venir una gama enorme de temas y Ortega va tratar de hacer negociaciones bilaterales con estos sectores para irlos sacando. Lo que él quiere es desmovilizar a la gente. El propósito principal para Ortega, que no de la otra parte, es desmovilizar a la gente.

¿El diálogo es estrategia para desmontar las protestas y el descontento?

El diálogo se impuso como resultado de la magnitud de la protesta. Luego él va a sabotearlo, pero va meter montones de temas, va buscar cómo atrasarlo, él está tratando de ganar tiempo para que el pueblo se desgaste, se canse y tratar de recomponer a su fuerza. Esta situación puede ser peligrosa, porque si la movilización baja va subir la represión, esta vez selectiva.

¿Quiénes son interlocutores válidos en un posible diálogo?

No hay un liderazgo único. Los jóvenes están tratando de estructurar una representación. Esta la empresa privada, que está claro. Los obispos están tratando de conformar unos interlocutores porque no hay cabezas definidas. Están incorporando al sector académico, están tratando de incorporar a los jóvenes, los empresarios, de la sociedad civil, pero no hay un solo interlocutor.

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¿Antes del diálogo debe haber justicia para usted?

Sí, ahora eso no quiere decir que no sienten, pero el primer punto que se deben sentar a negociar es este tema, la instalación de organismos internacionales que puedan hacer una investigación seria.

¿Es necesario un esfuerzo unificador de algún político?

A pesar de que esto es político, porque la gente está pidiendo que se vaya Ortega, hay un desprestigio muy fuerte de los partidos, entonces la gente no quiere políticos. Yo no creo que vaya a aparecer alguna política en el sentido tradicional.

¿Qué escenario visualiza?

Los obispos están tratando de formar el grupo de interlocutores y eso va ser como va ser: nadie puede decir ‘este es el líder y esto debe ser de esta manera’. Lo importante es que se mantenga la presión popular para que las demandas básicas, fundamentales, de justicia, de democratización, de recambio de un sistema electoral corrupto, sean temas de quienes sean los interlocutores. La presión de la gente es la que va lograr el resultado.

¿Qué le espera a Ortega de ahora en adelante?

Vemos un Ortega debilitado que va tratar, él no está pensando en irse ni en renunciar. Ha quedado debilitado ha tenido que hacer concesiones y va tener que hacer muchas más. Ya Ortega está claro que un futuro proceso electoral, honrado, competitivo, transparente, ya no lo tiene asegurado, sería derrotado. La situación cambió, Ortega sabe que no puede recurrir indiscriminadamente a la represión. La gente perdió el miedo y la represión no produjo un retroceso de la lucha, sino lo contrario. Tendrá que hacer concesiones. Al final tendrá que aceptar un cambio de la institucionalidad corrupta que tiene.

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¿Qué cosas tendría la lista para negociar en la mesa?

La justicia, primero. Segundo: elecciones adelantadas con una reorganización completa del Tribunal Electoral para facilitar una salida pacífica y ordenada. El Gobierno perdió legitimidad moral y política para seguir gobernando. Después de hacer una masacre de esta magnitud no puede seguir.