Trump cesa a secretario de Estado tras tensiones

Rex Tillerson fue cesado mediante un tuit del presidente de Estados Unidos

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Por Agencias

13 March 2018

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despidió ayer abruptamente a su secretario de Estado, Rex Tillerson, para sustituirle por el director de la CIA, Mike Pompeo, con el fin de rodearse de aliados incondicionales de cara a su próxima cumbre con el líder norcoreano, Kim Jong-un.

Después de casi un año de tensiones con su titular de Exteriores, Trump le cesó de forma fulminante y sin aviso previo, dentro de una remodelación de su gabinete que incluye también la nominación de Gina Haspel para ser la primera mujer de la historia al frente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

“Mike Pompeo, director de la CIA, será nuestro nuevo secretario de Estado. ¡Hará un trabajo fantástico! ¡Gracias, Rex Tillerson, por su servicio! Gina Haspel se convertirá en la nueva directora de la CIA, la primera mujer elegida para ello. ¡Felicidades a todos!”, escribió Trump en su cuenta oficial de Twitter.

Tillerson no pudo hablar con Trump hasta el mediodía, casi cuatro horas después de que el presidente anunciara su despido, según explicó él mismo a periodistas en el Departamento de Estado.

“Ahora volveré a la vida privada como un ciudadano privado, un estadounidense privado, orgulloso de la oportunidad que he tenido de servir a mi país”, dijo Tillerson, que cedió sus responsabilidades a su número dos, John Sullivan, y dejará su cargo el 31 de marzo tras encargarse de algunas tareas administrativas.

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El hasta ahora jefe de la diplomacia estadounidense “desconoce la razón” de su cese y “tenía toda la intención de seguir” en el cargo, aseguró en un comunicado el subsecretario de Estado para la Diplomacia Pública, Steve Goldstein, que también fue despedido después de hacer esas declaraciones.

Tillerson se encontraba de gira en África cuando recibió, la madrugada del sábado, una llamada del jefe de gabinete de la Casa Blanca, John Kelly, quien le pidió acortar su viaje y le alertó de que podría ser citado en un tuit de Trump, según el diario The New York Times.

El exjefe de la petrolera ExxonMobil se convirtió en febrero de 2017 en el primer secretario de Estado en más de un siglo que no tenía ninguna experiencia previa en el sector público de Estados Unidos, y llegó al cargo entre críticas por su amistad pasada con el presidente ruso, Vladímir Putin.

Pero Tillerson acabó siendo la voz más dura contra Rusia en el Gobierno de Trump, y se ganó poco a poco el favor de quienes defienden el papel diplomático tradicional de liderazgo de Estados Unidos y su cooperación en foros multilaterales.

Sus roces con Trump fueron constantes y tuvieron su máximo exponente durante la crisis entre Catar y sus vecinos a mediados de 2017, cuando según informes de prensa, Tillerson pensó en dimitir e incluso llamó “idiota” al presidente.

“No estábamos de acuerdo en muchas cosas. Por ejemplo, el acuerdo con Irán, yo creo que es terrible, y parece que él pensaba que estaba bien”, dijo ayer Trump a los periodistas.

“Con Mike Pompeo tenemos una forma de pensar similar (...). Tiene una tremenda energía, un tremendo intelecto; siempre estamos en la misma onda”, subrayó el presidente.

Trump decidió hacer el cambio ahora para “asegurarse de que tiene a su equipo en sus puestos con miras a las próximas conversaciones con Corea del Norte y a varias negociaciones comerciales”, dijo a los periodistas un alto funcionario de la Casa Blanca.

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El presidente aceptó el pasado jueves una invitación de Kim para reunirse en las próximas semanas, horas después de que Tillerson asegurara que Estados Unidos estaba “lejos” de cualquier negociación con Corea del Norte.

Trump reconoció ayer que no consultó “mucho” con Tillerson antes de aceptar la invitación de Kim, sino que lo decidió él “solo”.

La nueva diplomacia

Pompeo necesitará la confirmación del Senado para poder ocupar el cargo de secretario de Estado, y tendrá el reto de revitalizar un departamento donde la moral ha caído notablemente debido al evidente desdén de Trump y su círculo cercano por el trabajo diplomático.

“Si soy confirmado, estaré encantado de guiar a los mejores diplomáticos del mundo para formular y ejecutar la política exterior del presidente”, dijo en un comunicado Pompeo, un excongresista ultraconservador conocido por su lealtad sin fisuras a Trump.

Durante sus catorce meses como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Pompeo fue criticado, especialmente por la oposición demócrata, por dejar que su lealtad a la Casa Blanca interfiera con su labor como líder de la agencia de inteligencia más importante del mundo.

Pompeo resaltó que el liderazgo de Trump “ha hecho que Estados Unidos esté más seguro” ahora que en los años previos a su llegada al Despacho Oval.

Tal es la simpatía entre ambos que, en medio de la polémica sobre la injerencia rusa en las pasadas elecciones, Pompeo se llegó a reunir a petición de Trump con un antiguo funcionario de inteligencia, William Binney, que defiende una teoría conspirativa sobre el papel del Partido Demócrata en la presunta interferencia de Moscú.

Además, el hasta ahora director de la CIA ha reiterado en varias ocasiones que el Kremlin volverá a intentar adulterar futuras elecciones, al igual que, según su opinión, hicieron en las presidenciales de 2016.

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Pompeo, de 54 años, ganó relevancia nacional como férreo crítico del islamismo radical y del papel de Hillary Clinton en relación al atentado en el consulado estadounidense de Bengasi (Libia) en 2012, dos aspectos que Trump comparte ampliamente.

Formado en la Academia Militar de West Point y graduado en Derecho por la Universidad de Harvard, el futuro secretario de Estado llegó a la Cámara de Representantes en 2011 como legislador por Kansas, como parte de la ola del movimiento ultraconservador del Tea Party.

En caso de confirmarse su rol como titular de una de las carteras más importantes del Gobierno, Pompeo llevará consigo una línea “muy dura” para liderar el Departamento de Estado, según analistas.

La primera mujer en dirigir la CIA

Haspel, la actual subdirectora de la CIA, también necesitará la confirmación del Senado para ponerse al frente de la agencia, un obstáculo difícil de superar dada su vinculación con las torturas a sospechosos de terrorismo durante la década pasada.

“Si me confirman, proporcionaré al presidente Trump el sobresaliente apoyo de inteligencia que ha conseguido durante su primer año en el poder”, indicó en un comunicado Haspel, que lleva tres décadas en la agencia de espionaje.

Haspel, quien sería la primera mujer en ese puesto en 70 años de historia de la CIA, es una espía de carrera y fue jefa de una cárcel de la agencia en Tailandia donde los sospechosos de terrorismo eran sometidos a una técnica de interrogatorio cruel pero que el presidente apoya.

En la cárcel secreta de la CIA que dirigió Haspel los sospechosos de terrorismo Abu Zubayadah y Abd al Rahim al-Nashiri fueron sometidos en 2002 a la técnica también llamada “submarino”, según agentes de inteligencia en activo y retirados que hablaron bajo la condición de anonimato. Esa prisión fue abierta por el Gobierno estadounidense poco después de los atentados del 11 de septiembre de 2001.

Haspel, quien ingresó a la CIA en 1985, ha sido jefa de diversos puestos de avanzada en el exterior. En Washington ha sido subdirectora del Servicio Nacional Clandestino y del Servicio Nacional Clandestino para Inteligencia Extranjera y Acciones Encubiertas.

Cuando se la designó subdirectora de la CIA, varios funcionarios veteranos y el exdirector James Clapper la elogiaron, pero la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) y otros defensores de los derechos criticaron la elección de una persona que participó del programa de interrogatorios con la técnica del submarino.

“Ha demostrado ser una líder con una extraña habilidad para conseguir que las cosas sean hechas y para inspirar a aquellos que la rodean”, dijo de ella el propio Pompeo al nombrarla en la CIA.