¿A su criterio y como ex titular de exteriores, que impacto tendría para el país de que no se logre una solución en el corto plazo para este grupo de beneficiarios del TPS?
Realmente para El Salvador en este momento es sumamente difícil el recibir de golpe 195 mil salvadoreños que podrían ser deportados, porque estamos creciendo casi al 1 por ciento anual, tenemos un medio millón de desempleados, el 71 por ciento de nuestra población económicamente activa, esta en el sector informal, entonces lo que podría darse lastimosamente es un círculo vicioso de que estos compatriotas que llegan con mejor capacidad y preparación desplacen a salvadoreños que están en los pocos empleos formales, si vemos en la actualidad, solo un 20 por ciento de la población salvadoreña goza de Seguridad Social y prestaciones, esto complicaría al punto de generar más migraciones.
¿Cuánto ayudan foros como el que se ha realizado en el Dialogo Interamericano para discutir sobre el TPS?
Son de gran importancia, y agradezco que teníamos dentro del público a representantes de embajadas del Triángulo Norte, a miembros de de ONGs, del Banco Interamericano de Desarrollo y de otras instituciones cooperantes, que tienen oficinas en El Salvador. Así oyen dentro de un debate político dominado en Washington muchas veces con los mensajes desde la Casa Blanca y se abre una perspectiva donde se ve por lo tanto las incidencias en el país que sería receptor, junto con las comunidades que se verían golpeadas aquí en Estados Unidos por lo tanto permite poner en un contexto más amplio esta negociación.
¿Usted no siente que hay disonancia entre la administración de Donald Trump con insumos que ofrecen centros de análisis como este donde han hablado este día?
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Definitivamente que uno podría pensar que sí, en el sentido que el presidente Trump es un negociador, y el ha puesto sobre la mesa una posición muy clara; algunos dirían rígida y dura, porque solamente ha limitado la negociación a DACA y un espacio muy limitado de todo el tema migratorio, pero creo que aquí y en las reuniones que hemos tenido con congresistas tanto republicanos como demócratas nos enfatizan que ese es el juego de la democracia, tenemos que ver cuánto van a poder desde la oposición y los mismos republicanos que están cercanos a estas poblaciones de inmigrantes hacer incidencias en esa visión con base también al tema de seguridad nacional que es una de sus prioridades, porque a Estados Unidos le debe interesar el tener países que no estén desestabilizados al sur de su frontera.
Usted también toco el punto del crimen organizado y el narcotráfico con la co-responsabilidad de Estados Unidos al tener el gran mercado de estupefacientes. ¿Una arista más del problema?
Exacto, y sobre todo porque hay muchos espacios en Estados Unidos donde ya reconocen la co-responsabilidad que existe entre el país que consume y los países que simplemente somos de tránsito.