“La corrupción es la invitación al narcotráfico a penetrar en la institucionalidad de los países”, dice Laura Chinchilla

La exmandataria costarricense espera que el próximo relevo de presidentes de de Centroamérica retome el compromiso de unificar la región. Combate al crimen organizado y la violencia es prioridad, dice.

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Por Tomás Guevara

15 October 2017

La expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, quien este año apoyó el trabajo de tres grupos gestores en el Triángulo Norte de Centroamérica (El Salvador, Guatemala y Honduras) para diseñar una plataforma regional para hacer frente a la problemática de inseguridad ciudadana, bajo crecimiento económico y frágil estado de derecho, pasa revista a los objetivos planteados en ese proyecto encargado por el tanque e pensamiento Atlantic Council en Washington DC.

La ex mandataria, experta en asuntos políticos y de seguridad en la región, conversa con El Diario de Hoy para analizar uno a uno los problemas del istmo y las luces para eventuales soluciones.  La también profesora de la Universidad de Georgetown es categórica al señalar que los tres países del norte centroamericano son una verdadera bomba de tiempo que si no hay una solución definitiva en el mediano plazo podrían encaminarse a una crisis.

Laura Chinchilla que hace unos días estuvo como ponente en varios foros en la ciudad de Nueva York en el encuentro de Concordia reconoce que el Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte es una oferta de avanzada de la cooperación estadounidense que se debe aprovechar al máximo, pero que los países mismos tienen que reconocer sus fracasos para no depender de la buena voluntad de la cooperación internacional.

¿La región centroamericana y los países del llamado Triángulo Norte siguen en el radar de atención internacional?

En la región tenemos varias situaciones delicadas, para empezar quizá con la extrema gravedad de la situación en Venezuela, se ha concentrado en ese país toda la atención de la comunidad internacional, y eso ha venido relativizando el otro escenario que puede evolucionar hacia un nivel más complejo, que es la parte norte de Centroamérica, a veces es difícil llamar la atención internacional sobre el Triangulo Norte, aunque hay esfuerzos que se están haciendo.

Usted participó recientemente en una de esas plataformas con las unidades montadas El Salvador, Guatemala y Honduras.

En efecto, yo participé en este esfuerzo del Atlantic Council, al que siguió una conferencia en junio que presidió el vicepresidente de Estados Unidos (Mike Pence) en Miami, sobre el Triángulo Norte; sabemos también que una institución como el Banco Interamericano de Desarrollo, ha estado tratando de impulsar una propuesta única para la región, es decir que se viene generando como un espacio de referencia de grandes preocupaciones.

¿Cuáles son las principales preocupaciones desde su perspectiva?

Lo más preocupante es el tema de la violencia que está golpeando a esa región, como producto del narcotráfico, crimen organizado, sumado a muchos problemas de tipo estructural acumulados, y lo que está impactando en un plazo más corto es una salida dramática de personas de esos países hacia el norte. Entonces; migración, violencia y crimen organizado son en este momento temas que están presionando mucho la institucionalidad y el desarrollo del Triángulo Norte de Centroamérica.

¿Por donde ve usted la viabilidad de la región, cree como otros que la integración es clave para dar un salto de calidad en esa lucha?

Hay que trabajar a todos los niveles, los países tienen la obligación de generar sus propias barreras, que no me refiero a tirar los ejércitos a las calles de la mano con la policía; sino a todas las barreras de tipo institucional que eviten la penetración del crimen organizado. Es clave el fortalecimiento de la administración de justicia, fiscalías independientes, compromiso con la transparencia y fortalecimiento con los medios de comunicación y la prensa por su capacidad de denuncia; después vendría una  la tarea más regional.

¿Aunque si la oferta de drogas no baja sigue siendo difícil salir victorioso como usted lo ha dicho en varios foros?

Efectivamente, en todo esto Colombia y México tienen mucho que decir y hacer. Esa ya es una tarea mucho más amplia y global al quedar claro que la demanda de drogas sigue creciendo en los grandes mercados consumidores, particularmente en Estados Unidos y eso estimula la producción y el narcotráfico.

¿Qué rol pro activo puede tomar la sociedad civil centroamericana?

La sociedad civil es una de las cosas buenas que está pasando en Centroamérica; está demandando más protagonismo y lo hemos visto en Honduras y Guatemala, en este ultimo país frente casos de corrupción que están muy ligados al narcotráfico, no porque los procesados sean narcotraficantes, sino porque la corrupción es la invitación al narcotráfico para penetrar en la institucionalidad de los países. La ciudadanía se levantó y exigió cambios de personas que ostentaban el poder y leyes; más reciente con el intento contrarreforma en Guatemala se vuelven a parar y obligan a los políticos a retractarse; en Honduras han impulsado el programa de cooperación de la OEA para el combate a la corrupción. Esos ejemplos de Honduras y Guatemala confirman que la sociedad civil si puede hacer un cambio.

¿Y sobre El Salvador? El país que sufre el mayor nivel de polarización política en el istmo y donde la ciudadanía sigue exigiendo combate a la corrupción, pero sin conseguir resultados reales.

El Salvador es un buen ejemplo de reconciliación nacional después de una guerra, hoy que se está discutiendo el tema de Colombia se pone mucho de ejemplo a proceso de paz en El Salvador, donde la guerrilla fue capaz de desmovilizarse y quienes estaban atrás del ejercito aceptaron las negociación e incorporación a la vida política, pero por otro lado sigue habiendo un reducto que hace que la clase política salvadoreña, más que la ciudadanía, tenga un discurso de polarización que a veces se tiene a instrumentalizar más de cara a las elecciones. El riesgo de esto es que no permite los avances en unos temas donde todos deben estar del mismo lado.

¿Como la corrupción?

Si, porque la corrupción no tiene signo ideológico, veamos lo que pasó con Odebrecht, esa empresa brasileña fue capaz de llegar ahí donde estaba gobernando la izquierda y donde estaba gobernando la derecha, y ambos hablaron el mismo lenguaje de la corrupción.

¿La polarización política salvadoreña sería una tara ante la claridad de la ciudadanía?

Creo que si. Y a medida que se acercan las elecciones en El Salvador eso se va intensificar, pero ojala que pasadas las elecciones se puedan poner las barbas en remojo y ver esa tarea que hace falta en El Salvador, porque el país es un ejemplo positivo de muchas cosas, pero le hace falta esa última milla donde se puedan sentar dejando la ideología a un lado, tanto de uno como de otro bando para generar una agenda de acuerdo nacional donde el tema de violencia, crimen organizado y combate a la corrupción sean ejes fundamentales.

¿La nueva camada de presidentes de la región que asumirían en los próximos dos años, cree que sería una nueva oportunidad para los países? A excepción de Nicaragua que parece que tiene establecido un modelo distinto donde no se vislumbra alternancia.

En principio todo cambio tiene a ser esperanzador, ojala que sea para bien. Puede ser oportunidad valiosa porque quienes estuvimos en el pasado lo hemos tratado, con mis colegas estuvimos muy cerca de hacer algo diferente, conseguimos en la Cumbre de las Américas del año 2012, que Colombia y México se unieran al clamor de Centroamérica para plantear al presidente Barack Obama la necesidad de revisar los escenarios de lucha contra las drogas, se reconoció que había que moverse más allá de las políticas tradicionales, pero luego no pasó a más. Y en los últimos años hemos visto un estancamiento de propuestas y dinamismo en la región, de exigirle a Washington moverse a escenarios alternativos para conseguir resultados distintos.

¿Hay condiciones en Washington para redefinir esa agenda?

No tengo la menor duda que Centroamérica está en el radar, a través del esfuerzo que hizo el Atlantic Council estuve participando en el encuentro con el entonces Secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, que hoy ocupa el cargo de Jefe de Gabinete del presidente Trump, el general Kelly por haber estado tantos años al frente del Comando Sur, conoce muy bien el drama de nuestros países, y ha reconocido la necesidad de agregar políticas adicionales, es decir que siempre hay condiciones favorables; pero si no hay un liderazgo fuerte y pro activo de parte de nuestros países es muy difícil pretender que los otros lleguen a sustituirnos.