Jueza ordena al Gobierno de Estados Unidos procesar casos de refugiados

Medida beneficia a guatemaltecos y salvadoreños que estaban adscritos a un programa de la anterior administración

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EFE/Cortesía Harry Castiblanco

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02 March 2019

Una jueza federal ordenó al gobierno del presidente Donald Trump el viernes que continúe procesando las solicitudes para los casi 2,700 migrantes centroamericanos que se disponían a viajar a Estados Unidos bajo un programa de la era de Barack Obama.

La jueza Laurel Beeler desestimó la decisión del gobierno de rescindir la aprobación condicional de viaje para los inmigrantes bajo el Programa de Procesamiento de Refugiados.

El programa les permitía a los padres que se encontraban en Estados Unidos con autorización legal presentar solicitudes para trasladar al país a sus hijos o familiares que vivían en Honduras, Guatemala o El Salvador. El gobierno del Trump anunció el fin del programa en agosto de 2017.

En su fallo del viernes, Beeler se rehusó a ordenar al gobierno a reactivar el programa. Un email enviado al Departamento de Seguridad Nacional fuera de horas laborales no fue respondido de momento.

Polémica en refugios

Mientras tanto, en el Refugio Temporal para Niños Migrantes No Acompañados de Homestead (sur de Florida) viven 1,200 menores de 13 a 17 años, que pronto serán 2,350, pues está previsto duplicar su población.

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A la polémica por el hecho de que estos menores que entraron sin sin permiso a Estados Unidos estén privados de libertad se suman las denuncias acerca de los abusos sexuales a los que están expuestos.

El representante demócrata Ted Deutch afirma que del 2014 al 2018 el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recibió más de 4,500 quejas de abuso sexual en contra de menores migrantes no acompañados.

Pero, según Leslie Wood, directora del programa en Homestead, desde que el albergue reabrió en junio del 2018 no ha habido casos de “niños que abusen de otros” ni de “personal que abuse de un niño”.

“Nuestro lema es ‘cero tolerancia’ y cuando digo cero, es cero”, afirmó a los periodistas que visitaron el centro esta semana.

Wood asegura que cuando los menores ingresan a este centro administrado por una empresa privada se les da una sesión de orientación en la que se les estimula a denunciar cualquier conducta o contacto inapropiado.

Y, aunque duermen en enormes dormitorios de literas, ella asegura que hay un custodio por cada 12 niños. El mensaje es reforzado por enormes carteles en los pasillos y áreas en común que promueven no quedarse callado ante cualquier tipo de abuso.

Los adolescentes que viven en Homestead vienen en su mayoría de Centroamérica, sobre todo de Guatemala y México.

Algunos sufrieron violencia de pandillas, otros fueron violados, ya sea en sus países de procedencia o en la travesía, y otros huyeron por la pobreza.