Fracasa cumbre de Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un por desacuerdo en sanciones

Pese al fallido desenlace de la cumbre, Trump insistió en su rueda de prensa posterior en el tono amistoso de la reunión y se mostró esperanzado de que la calidez entre ambos no se resienta.

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28 February 2019

Los gestos de buena sintonía entre Donald Trump y Kim Jong-un, y el ambiente relajado que llevó al líder norcoreano a contestar por primera vez a preguntas de los periodistas no dejaban atisbar que la cumbre celebrada en Hanói terminaría hoy sin acuerdo.

Antes de su encuentro a solas en el hotel Metropole de la capital vietnamita, ambos se mostraron distendidos ante la prensa, en especial Kim, que por primera vez desde que accedió al cargo contestó a la pregunta un reportero extranjero.

Su respuesta a David Nakamura, del Washington Post, expresando su confianza en el buen desenlace de la cumbre, era el primer intercambio verbal entre un líder norcoreano y un periodista estadounidense desde que su abuelo, Kim Il-sung, concediera entrevistas a The New York Times o The Washington Post el siglo pasado.

Lo que parecía un hecho extraordinario se convirtió casi en cotidiano minutos después, cuando ya dentro de la sala de reuniones junto a los equipos negociadores, se vio a Kim cómodo y por momentos irónico en sus contestaciones a periodistas de todo el planeta.

"Chairman, chairman (cargo con el que se le conoce en inglés a Kim, equivalente a presidente) -le espetó una periodista-, ¿está dispuesto a la desnuclearización?".

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"Si no tuviera voluntad de hacerlo, no estaría aquí ahora", respondió jocoso el líder norcoreano, arrancando las sonrisas de los equipos negociadores.

"Es probablemente la mejor respuesta que hayan oído jamás", comentó Trump a los periodistas con visible satisfacción.

Cada vez más relajado y a gusto en su papel, Kim despachó la pregunta de si se iban a debatir pasos concretos para llegar a esa desnuclearización contestando con sorna que eso era precisamente lo que habían venido a debatir, lo que provocó las carcajadas de los asistentes, sobre todo del jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo.

"No le levantéis la voz. Esto no es como tratar con Trump", bromeó el presidente estadounidense con los periodistas, mientras que Kim comentaba sonriente que parecían "ansiosos".

Trump evitó al líder norcoreano el trance de responder a una pregunta sobre el papel de los derechos humanos en las negociaciones tomando la palabra para responder que "se habla de todo".

Kim mostró su novedoso desparpajo en la conclusión de este breve encuentro con la prensa, cuyo final él mismo decretó pidiendo a los periodistas que los dejaran solos porque "un solo minuto es muy valioso".

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Horas antes, en su paseo por los jardines del hotel Metropole, ya se percibía una afinidad personal entre los mandatarios, que en ocasiones intercambiaban comentarios sin la intermediación de los intérpretes.

Mientras que Trump exhibió a lo largo de la cumbre su habitual desenvoltura, patente en sus prolongados apretones de manos y sus repetidas palmadas en el hombro de su interlocutor, era Kim quien mostraba una imagen muy alejada de su habitual rigidez.

El Kim seguro de sí mismo y relajado de hoy tenía poco que ver con el de Singapur hace solo ocho meses, mucho más agarrotado, y aún menos con el titubeante treintañero que hace apenas un año debutaba en la escena internacional con su viaje de Estado a Pekín y su reunión un mes después con el presidente surcoreano Moon Jae-in.

También estaba muy alejado del tono de sus apariciones públicas en su propio país, donde nunca abandona el lenguaje solemne ni deja que trasluzca la humanidad oculta tras la figura del líder supremo.

El analista John Delury, profesor de la Universidad coreana de Yonsei, atribuía este nuevo rostro de Kim a un posible cambio en su estilo de liderazgo, "alejándose de las aspiraciones totalitarias de orden y control perfectos hacia un lugar más abierto, espontáneo e imperfecto".

Pese al fallido desenlace de la cumbre, Trump insistió en su rueda de prensa posterior en el tono amistoso de la reunión y se mostró esperanzado de que la calidez entre ambos no se resienta.

"No nos hemos marchado y hemos salido de la sala. Ha sido muy amistoso. Nos hemos dado la mano", afirmó.