Diego Arria: "En Venezuela es claro que habrá un cambio de régimen"

En una entrevista con El Diario de Hoy, este reconocido exdiplomático Venezolano señaló que el chavismo vive sus últimos días y que a diferencia de crisis anteriores, hay tres factores de cambio: una posible salida constitucional, el apoyo internacional y la figura de Juan Guaidó.

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Diego Arria, exdiplomático venezolano, lamenta que el mundo haya tardado tanto en denunciar al chavismo. Foto EDH / Archivo

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31 January 2019

Diego Arria no teme ser lapidario en su diagnóstico de la situación en Venezuela: “sin eufemismos, estamos en un proceso de cambio de régimen”, afirma el exdiplomático de este país, quien llegó a ocupar la presidencia del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una de las máximas instancias internacionales de discusión de temas políticos.

Tras varios años de profundas crisis políticas y económicas en su país, este experto dijo en entrevista exclusiva a El Diario de Hoy que la situación actual marca un punto de inflexión y que el chavismo está viviendo sus últimas horas. Esto se debe, según él, a factores que no se habían visto en otros puntos álgidos de la inestabilidad en este país.

El primer punto inédito, afirma, es que él siempre pensó que la salida de la crisis no sería convencional, por la naturaleza “criminal” del régimen de Nicolás Maduro.

Sin embargo, al presenciar los últimos hechos en su país, confiesa que nunca imaginó que “la salida sería por la vía constitucional y democrática, que es lo que ha permitido llevar a la presidencia interina al joven diputado Juan Guaidó”. Esta es la primera gran diferencia de la crisis actual con los otros momentos de flaqueza del chavismo.

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El pasado 23 de enero, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, asumió la presidencia interina de Venezuela, tras invocar el artículo 233 de su Constitución, el cual indica que ante la “falta absoluta del presidente electo” se procederá a convocar elecciones. Mientras esto sucede, añade la máxima ley venezolana, asumirá el cargo el presidente del Legislativo.

El 10 de enero, Nicolás Maduro asumió la presidencia del país pero rápidamente fue acusado de usurpar el cargo, pues su elección, en mayo de 2018, careció de legitimidad democrática. Esto provocó la falta absoluta a la que alude la Constitución. Por ello, decenas de países y bloques alrededor del mundo han desconocido la autoridad de Maduro y reconocen como presidente legítimo al interino Juan Guaidó

Apoyo internacional

Según Arria, este es el segundo factor que separa a este momento político de los escenarios anteriores. El amplio apoyo internacional del que goza Guaidó le otorga una legitimidad que ningún otro líder tuvo y le abre la puerta para desalojar, afirma, “al narco régimen criminal”.

Dentro de este apoyo, destaca las valientes acciones del Grupo de Lima, una instancia que surgió tras una declaración condenando al régimen chavista en la Organización de Estados Americanos (OEA) en 2017 y que no ha dejado de censurar estos abusos de poder. Este grupo de 14 países, logró que la OEA declarara ilegítimo al gobierno de Maduro el día que tomó posesión.

Esta condena, explica, motivó a actores como Estados Unidos y el Parlamento Europeo a reconocer a Guaidó como legítimo mandatario.

Asimismo, Arria destaca que las democracias más sólidas y productivas apoyan al presidente interino. Por ejemplo, señala que “el apoyo del grupo de Lima es fundamental pues representa al 80% de la población de América Latina”.

Dentro de este respaldo internacional, hay un punto adicional que empodera a Guaidó, y es que el gobierno de Estados Unidos además ha decidido darle a Guaidó el control de los activos venezolanos en territorio estadounidense.

“Esto priva al régimen (de Maduro) del control de empresas petroleras venezolanas con sede en Estados Unidos, el acceso a las cuentas del país en el exterior y la imposibilidad de que empresas norteamericanas den recursos que puedan llegar a Maduro”, explica.

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Además, esto está motivando a otros países a tomar medidas similares, lo cual socava la sostenibilidad del régimen que, a su juicio, además de criminal es usurpador. “Esta resolución de Estados Unidos equivale a enviarle un torpedo al narco régimen de Maduro”.

Guaidó, factor de cambio

Diego Arria lamenta que al mundo le tomara tanto tiempo tomar acciones decididas contra Venezuela, pero celebra que decenas de países al fin lo estén haciendo de una forma contundente. “El gobierno de Venezuela se convirtió en un narco régimen relacionado a Rusia, Irán, grupos como Hezbollah, narco guerrillas. Cómo es posible que hasta ahora despierten”, cuestiona.

Sin embargo, a su juicio el gran factor de cambio y la “oportunidad pacífica de desalojar al régimen” reside en una persona: Juan Guaidó, a quien Arria describe como un “joven diputado que prendió de nuevo la imaginación y el entusiasmo de un país fuera de consideraciones partidistas. Él representa un refrescamiento de la dirigencia política venezolana”, explica.

Esto no es poca cosa. Tras años de disputas en el seno de la Mesa de Unidad Democrática, que articulaba esfuerzos opositores en Venezuela, nadie había generado tanto entusiasmo y generado tan pocos anticuerpos como Guaidó, quien a su vez es contundente y no vacila en llamar a Maduro un dictador.

Medidas clave pero impopulares

Venezuela está en un tiempo de cambio, sin eufemismos y sin exageraciones, considera Arria. Que esta gesta avance requiere de confianza para poder tomar medidas que puedan ser impopulares, como una amnistía a personajes vinculados al régimen y las fuerzas armadas.

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Esto, aclara, no implica perdonar crímenes de lesa humanidad, pero advierte que es difícil que un régimen tan marcado por el crimen vaya a estar dispuesto a salir con la consciencia de que lo primero que le espera es un juicio penal. Por eso, destaca que Guaidó hable de amnistía, sabiendo que es impopular, pero es lo responsable de su parte.

Lo que no puede suceder, aclara, es dialogar con el régimen. “El diálogo y las negociaciones son parte del decálogo diplomático, pero el régimen los ha usado como salvavidas para preservarse”, lamenta, y añade que “a una sociedad martirizada por 20 años no se le puede pedir negociar con grupos criminales y pandillas que han saqueado al pueblo”.