En el segundo día del Foro de Donantes, un conclave empresarial y de diferente organizaciones nacionales y regionales de la sociedad civil, uno de los temas que destacó fue la exposición del Índice de Progreso Social (IPS), una metodología elaborada por la Fundación Poma y el INCAE donde el principal hallazgo es que el país continúa con un débil desarrollo social condicionado por dos factores: la corrupción y la poca inversión, sobre todo en salud y educación.
En el IPS de 2018 El Salvador está en la posición 83 de 146 países evaluados, la cual refleja que el país sigue con un lento desarrollo social porque la impunidad sigue deteriorando a las instituciones del país y porque, aunque hay avances en temas relacionados con la cobertura educativa y sanitaria, se le debe de apostar a más recursos para fortalecer las áreas sociales.
Manuel Sánchez Masferrer, investigador y director del Centro de Progreso Social de la ESEN y la Fundación Poma, explicó que la inseguridad, la calidad de la educación y la inclusión de la ciudadanía a las nuevas tecnologías siguen siendo temas pendientes.
“Como país podemos aspirar a más progreso social pero se necesita aumentar y reenfocar la inversión, El Salvador puede estar mejor pero seguimos con un grave problema de seguridad que afecta el desarrollo, eso lo debemos de relacionar con toda la temática social para que el país mejore a mediano plazo”, explicó Masferrer.
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Por su parte Jaime García, investigador del INCAE, reconoció que otra parte del retroceso del país es la criminalidad y la falta de gobernabilidad, dos temas que han empeorado por la corrupción e impunidad del sistema de justicia
“Si hay más acceso a la transparencia y a la información la confianza de la ciudadanía aumenta y con ello hay más inversión, más oportunidades, pero esto no basta por si mismo y se necesita que lo social sea el fundamento de las políticas de un país”, recomendó García.
El IPS recomienda que debe de existir más articulación entre el sector público y el privado para elevar la calidad educativa y de los servicios de salud, y que se abran oportunidades de inversión en áreas económicas no tradicionales para volver más competitivo a El Salvador.