Sin remesas, pobreza habría aumentado 6 puntos

Según Fusades, aunque estos envíos no reducen la pobreza, sí evitan que más personas caigan en esta condición.

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Según los datos oficiales, 34 de cada 100 salvadoreños no podían satisfacer sus necesidades básicas en 2017. Foto EDH / archivo

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18 October 2018

Las remesas familiares no generaron una disminución importante de la pobreza en El Salvador en el último año; sin embargo, sí evitaron que más personas cayeran en esta precaria condición, aseguró la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) en su último Informe de Coyuntura Social 2016-2017.

De acuerdo con el análisis de los datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), entre 2016 y 2017, el número de personas en situación de pobreza se redujo en 4.5 puntos porcentuales, de 38.2 % a 33.7 % (2,217,841 personas).

La mayor parte de esta reducción (3.8 puntos porcentuales o el 84 %) fue provocada por un incremento del ingreso de los salvadoreños; la otra, fue producto de una variación en el costo de la canasta básica alimentaria.

Al desglosar el efecto del ingreso, señaló Fusades, con un 75 %, el empleo informal- el que no realiza cotizaciones- fue el que más aumentó la cantidad de dinero en el bolsillo de los salvadoreños y solo 0.2 puntos porcentuales (o el 15 % restante) se debió a las remesas que reciben de sus familiares en el exterior.

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Sin embargo, “si se extraen las remesas del ingreso per cápita (por persona), el nivel de pobreza hubiese sido mayor en 2017, alcanzando el 39.8 % de la población, (6.1 puntos porcentuales más)”, advirtió el tanque de pensamiento.

Según los parámetros del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el 39.7 % de los salvadoreños estaban en vulnerabilidad económica en 2017. En otras palabras, 2.6 millones de personas en el país tenían un ingreso diario de entre $4 y $10; el 65 % formaba parte del sector informal y tenían mayor riesgo de caer en pobreza.

 

El 42 % de los jóvenes consideró irse del país

El 42.4 % o dos de cada cinco jóvenes salvadoreños consideró seriamente irse del país en 2017.

La Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades) señaló, en su último Informe de Coyuntura Social 2016-2017, que los factores económicos y la inseguridad constituyen dos de las principales razones por las que los salvadoreños deciden abandonar sus comunidades de origen en búsqueda de mejores condiciones de vida.

“Cuando las personas perciben que no cuentan con el respaldo de las instituciones encargadas de velar por la integridad, desarrollo, seguridad y justicia de la población, deciden buscar soluciones individuales a sus problemáticas a través de la movilidad humana”, indicó el tanque de pensamiento.

Para Fusades, aunque el clima de inseguridad percibió mejoras en algunos indicadores entre 2016-2017, “sigue siendo un desafío de país que afecta múltiples dimensiones de la vida de las personas”, pues el crimen y la delincuencia repercuten en el desplazamiento forzado, ya sea hacia el exterior del país o dentro del mismo territorio.

En la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) de 2017, la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc) mostró una reducción de 8.2 puntos porcentuales en la proporción de hogares con restricciones por la inseguridad; no obstante, una de cada dos familias todavía consideraba limitadas sus libertades de acción.

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Según el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, la violencia es la tercera causa de la movilidad interna. La Policía Nacional Civil registró un aumento de más de 500 % en el número de denuncias por desplazamiento interno a causa de la violencia. Los casos pasaron de 121 en 2016 a 746 en 2017.

A nivel centroamericano, El Salvador mantiene la más alta tasa de homicidios por habitante.

A consideración de Fusades, una prueba de los desafíos que existen en torno a la confianza y voluntad de cooperar por parte de los salvadoreños es precisamente ese desarraigo y el fuerte interés de los jóvenes (sobre todo) en migrar.

“Lograr mayores niveles de estabilidad social y económica será posible en la medida que cada miembro de la sociedad tenga voluntad de cooperar para definir e impulsar un proyecto común que busque el progreso para todos”, aseveró la Fundación en un comunicado de prensa.