Tras concluir su visita para revisar la economía de El Salvador, el Fondo Monetario Internacional (FMI) reiteró al país que debe reducir su nivel de deuda externa y, “si tiene alguna otra iniciativa que va a aumentar el gasto (público) de alguna manera o de otra, debe encontrar fuentes adicionales de financiamiento”.
La delegación del organismo internacional, que estuvo en tierras cuscatlecas desde el pasado 11 de marzo para hacer una consulta del Artículo IV del Convenio Constitutivo del FMI, reconoció que la economía salvadoreña ha tenido un buen desempeño, apoyado principalmente por el fuerte consumo interno y la inversión.
Los datos oficiales develan que el año pasado la economía creció 2.5 %, por encima del potencial 2.2 % estimado; su déficit fiscal fue equivalente al 2.7 % del Producto Interno Bruto (PIB) y la deuda pública (incluyendo pensiones) alcanzó cerca del 70 % del PIB al cierre de 2018.
“El gobierno ha sentado las bases para un crecimiento sostenido por medio de la implementación de reformas estructurales, el fortalecimiento de los marcos de política y la facilitación de una transición política sin contratiempos”, observó el Fondo en su reporte preliminar de la visita.
No obstante, para el FMI, el sólido desempeño económico debe considerarse como una oportunidad para fortalecer la posición fiscal, ya que de no hacer cambios en las políticas, “se espera que la deuda pública se eleve ligeramente (...) ya que el stock de deuda es alto y la tasa de interés es incluso más alta que la del crecimiento de la economía”.
“Lo más importante es reducir la deuda. Y, como dije, nuestra recomendación principal es un ajuste adicional. Si alguna otra reforma o iniciativa se aprueba, entonces deben existir fuentes de financiamiento. Si hay más gastos, se necesitan fuentes de financiamiento, de lo contrario no podrán preservar la sostenibilidad fiscal”, aseguró la jefa de la delegación del FMI, Alina Carare.
Ordenar las finanzas públicas ha sido la recomendación principal recurrente del Fondo. Al final de esta revisión, al igual que en la del año pasado, el organismo sugirió hacer un ajuste equivalente al 2 % del PIB entre 2019 y 2020.
Según el dato más actualizado del Banco Central de Reserva (BCR), el de 2017, el PIB salvadoreño es equivalente a $24,805 millones. Si la economía creció 2.5 % en 2018, el PIB del año pasado ronda los $25,425 millones.
Así, es posible deducir que los movimientos combinados en las finanzas públicas, reduciendo los gastos e incrementando los ingresos (sobre todo tributarios), que recomienda el FMI deberían aproximarse a los $500 millones.
Solo con un ajuste de tal magnitud podría garantizarse el cumplimiento de la Ley de Responsabilidad Fiscal y lograr avances en la reducción de la deuda acumulada (stock), la principal vulnerabilidad de la economía, sostuvo la representante.
“El gobierno ha tomado algunas medidas, algunas en curso y otras planificadas, pero se necesitan más para reducir el stock de la deuda. 70% del PIB es alto”, insistió Carare.
En su informe preliminar, cuya versión final será publicada hasta en mayo, el FMI celebró la adopción de la factura electrónica y las preparaciones técnicas para un código tributario simplificado para pequeñas empresas. Al mismo tiempo, recomendó, de nuevo, introducir impuestos selectivos al consumo sobre bienes suntuarios o de lujo y un aumento limitado a la tasa del IVA (que para suavizar su impacto en los sectores más vulnerables, dijo, también podrían ponerse en marcha transferencias fiscales focalizadas).
Para reducir los gastos, en tanto, reiteró los avances que podrían lograrse si se racionaliza el gasto corriente, se contiene el pago de salarios públicos y se aprueba e implementa la reforma del servicio civil lo más rápido posible.
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En consecuencia, en aras de aprovechar la oportunidad que representan los logros alcanzados, el organismo internacional dijo que se deben “encontrar soluciones integrales y duraderas en el mediano plazo” como ampliar la base tributaria, definir claramente las responsabilidades del gobierno central y de las municipalidades en la provisión de infraestructura pública.
Sobre esto, insistió en que “estas acciones deben ser apoyadas por fuentes de financiamiento adecuadas y permanentes, acompañadas por una sólida rendición de cuentas por parte de los gobiernos locales”.
Asegurar de dónde provendrá el dinero para pagar también fue la recomendación para cualquier propuesta de reforma en el sistema previsional.
En su análisis preliminar, el organismo también destacó la importancia de los acuerdos políticos para garantizar que los pagos de intereses de la deuda externa se mantengan en los porcentajes actuales o, mejor aún, que reduzcan. Medidas como estas también permitirían que las agencias calificadoras de riesgo mejoren las calificaciones de la deuda soberana de El Salvador y, por ende, la imagen del país tenga una proyección más positiva en el mercado internacional.
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En otros aspectos, el FMI reiteró la recomendación sobre eliminar barreras al comercio internacional y la inversión; por ejemplo, minimizando el tiempo de tramitación requerido para obtener permisos, completar la adopción de la firma electrónica y simplificar la emisión de los números de identificación tributaria.
Por otro lado, insistió en que es menester “continuar mejorando la seguridad” puesto que tendrá efectos positivos sobre la inversión y la reducción de la migración. El FMI destacó los esfuerzos de rehabilitación y prevención del plan El Salvador Seguro en reducir sustancialmente la tasa de homicidios.
Hacer mejoras al marco de gobernabilidad, incluyendo medidas contra la corrupción, mayor participación ciudadana y más transparencia fiscal en el presupuesto 2020 también fueron algunas de las sugerencias.