“Salgo de mi casa y no sé si volveré”: cabo sancionado por caso Zacatraz

El policía fue sometido a una investigación disciplinaria por haber informado que un vehículo nacional ingresó al penal de Máxima Seguridad , Zacatráz, sin ser revisado.

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Cabecillas de pandillas son llevados de regreso al penal de máxima seguridad conocido como Zacatraz.

Por Wiliam A. Hernández / @walexhernan

19 October 2017

El cabo R.E. Manzanares, solo intentó hacer bien su trabajo. Eso dice él. Pero una frase insultante de parte de seis hombres encapuchados encendió los ánimos de uno por cumplir con su deber y de los otros por no ser registrados. La flama llegó de inmediato hasta el director general de la Policía Nacional Civil (PNC), Howard Cotto, y del director general de Centros Penales, Orlando Elías Molina Ríos.

“Aquí ningún hijo de p… nos va a registrar”, espetó uno de los encapuchados al ver que el cabo Manzanares, mejor conocido en la corporación policial con el indicativo Maranatha, se mostró intransigente a que la camioneta placas N-8-737 no fuera registrada y que todos sus ocupantes no pasaran por el escáner antes de ingresar al sector 6 del Centro Penal de Máxima Seguridad de Zacatecoluca, mejor conocido como Zacatraz.

De acuerdo con fuentes de la Dirección General de Centros Penales (DGCP) en el Sector 6 están recluidos los máximos cabecillas de la Mara Salvatrucha (MS-13).

Manzanares, más una mujer custodio de Centros Penales y un militar estaban en el primer control que es donde todo vehículo que ingresa debe ser registrado minuciosamente y toda persona que entra debe pasar por el escáner. Así lo manda el protocolo de seguridad de esa cárcel. Lo dicen fuentes policiales.

El mismo protocolo estipula que en ese retén debe haber un agente policial, un militar y un custodio y que si son policías los que ingresan, éstos deberán ser registrados por el militar o el custodio; si es un grupo custodios, estos serán registrados por el policía o el militar, otro tanto se hace si son militares lo que ingresan. Esa regla es para evitar que entre los de un mismo cuerpo de seguridad se hagan favores o encubran la introducción de algo ilícito.

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Todo marchaba normal aquel viernes. Eran las 10:15 de la mañana del 29 de septiembre, cuando la camioneta blanca llegó a Zacatraz. La comandante de guardia del penal (una guardia penitenciaria) se levantó directamente y abrió el portón para que la camionera ingresara. A ese acto, le había precedido una llamada del director de esa cárcel.

Pero el cabo se opuso a que violaran el protocolo de ingreso. Fue allí cuando uno de los seis encapuchados vestidos como custodios de centros penales, alzando la voz, dijo que “ningún hijo de p…” los iba a registrar porque ya tenían el aval del director de Penales.

Ante la negativa del cabo de permitirles entrar sin ser registrados, el director del penal, un subcomisionado de la PNC, les dijo que solo estaba cumpliendo órdenes (de dejar entrar a la camioneta y sus ocupantes sin ser registrados), que no se complicaran la vida.

Todos en La Paz escucharon el incidente

Mientras el cabo trataba de hacer cumplir el protocolo de registro a Zacatraz, el incidente trascendía por la frecuencia de radio que ese día estaban utilizando todos los policías de servicio en el departamento de La Paz.

Todos estaban atentos al desenlace; desde la distancia, varios tomaron partido. Algunos apoyaban al cabo. “Hacé cumplir la ley, Maranatha”, “Hacé bien tu trabajo”, “No los dejés entrar si no se someten al registro”, se escuchaba decir por la frecuencia de radio. Eso lo cuentan algunos policías que aquella mañana estaban de servicio. Otros, en cambio, le sugerían que no se complicara la vida, que los dejara pasar.

Pero de repente, de la voz del operador de radio de la delegación escucharon una frase que zanjó toda discusión y comentario: “El señor director general ordena que no se les registre”.

 

Todos los policías del departamento de La Paz que cargaban un radio o estaban cerca de uno lo escucharon. No se habló más. Según las fuentes, el radio operador se refería a Howard Cotto.

Así lo cuentan varias fuentes policiales asignadas a esa delegación.

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Ese mismo día, el cabo fue trasladado de su puesto en Zacatraz hacia la Base 101, esto es las instalaciones de la Unidad de Emergencias 911 de Zacatecoluca. Casi de inmediato llegó una comisión de la Sección Disciplinaria para instruirle un proceso disciplinario porque le había faltado el respeto a un inspector jefe de apellido Joachín.

“La primera amenaza fue de intimidación, una investigación disciplinaria solo porque informé (de la entrada de la camioneta a Zacatraz), pero ellos (las jefaturas) lo están manejando como que yo le falté el respeto a un superior”, aseveró el cabo.

Compañeros del cabo Manzanares afirman que todo lo que el cabo le dijo al oficial Joachín fue que si no le gustaba cómo estaba haciendo su trabajo, que lo relevara. Y eso hicieron.

Por su parte, tanto el ministro de Seguridad, Mauricio Ramírez Landaverde, como el director de la PNC, Howard Cotto, han dicho que no es cierto que la camioneta no haya sido registrada. “Se encontraban realizando diligencias propias de la institución”, indicó Ramírez Landaverde a periodistas, refiriéndose a los hombres encapuchados que ingresaron a Zacatraz en el automotor.

Manzanares o Maranatha es un policía que siempre se ha caracterizado por trabajar apegado a la ley y que no se ha dejado humillar por sus superiores. Así lo describen algunos policías que llevan años compartiendo trabajo con él en la Delegación de Zacatecoluca (departamento La Paz). Hay quienes lo consideran que es correcto mientras que otros, por esas mismas actitudes, creen que es un loco porque le gusta nadar contra corriente.

Penal de Zacatecoluca

 

El cabo está por cumplir 48 años. De ese puñado lleva la mitad siendo policía nacional civil; antes fue parte de la extinta Policía Nacional, según él mismo comentó a El Diario de Hoy. Se ha quedado rezagado con el grado de cabo porque en dos ocasiones le han quitado la oportunidad de someterse al curso para ascender a sargento.

“Me han fregado porque siempre han cuestionado mi forma de trabajar. He tenido procesos (disciplinarios) arbitrarios porque siempre me ha gustado informar (de asuntos anómalos); por no aceptar que me impliquen”, explicó vía telefónica a este medio.

Manzanares se considera que no es un policía cualquiera. Eso dice él. Pero expresa rápidamente su explicación a lo que pareciera ser una persona demasiado convencida de su valía: “soy un policía cristiano… Soy un veterano de la antigua PN (Policía Nacional). Me voy a defender”, advierte.

¿Sobrino de un excomandante?

Pero además de ser un policía cristiano y veterano de guerra, Maranatha revela un dato más sobre él: “El comandante Manzanares, el exguerrillero que mataron en San Miguel, ese señor era mi tío. Averigüe quién era el comandante Manzanares de la guerrilla. Él le sirvió a la guerrilla y yo le serví al Ejército”.

Se refiere a Paco Cutumay, seudónimo que en sus años de guerrillero usó Francisco Manzanares, un comandante de la exguerrilla, ahora partido político FMLN a quien los comandantes le confirieron el grado de mayor del Ejército Nacional para la Democracia (END) según sus reglamentos de ascensos.

Paco Cutumay fue asesinado en la ciudad de San Miguel, el 8 de octubre de 1996; varios investigadores de la PNC fueron procesados judicialmente por ese homicidio, pero a menos de medio año fueron declarados inocentes.

La familia del excomandante, fundador del grupo musical guerrillero Cutumay Camones, procuró que los asesinos fueran condenados pero eso no sucedió. Denunciaron la complicidad de varios jefes policiales, incluyendo algunos que, como Paco, también habían sido comandantes guerrilleros. Pero fue en vano.

Vea: Así es la vida en Zacatraz, el penal de máxima seguridad del país

Diez años después de que mataran a Paco Cutumay, fueron asesinados sus padres, Francisco Manzanares y Juana Monjarás (de 77 y 75 años) en su residencia del barrio La Cruz, del municipio de Suchitoto, donde habían puesto una tienda para sobrevivir.

Los ancianos fueron salvajemente torturados y asesinados. Ambos también fueron parte de la guerrilla durante la guerra de 1980-1992.

Esos tres homicidios han quedado en la impunidad a pesar los esfuerzos que Marina Manzanares (conocida como Mariposa, locutora de Radio Venceremos, emisora clandestina de la guerrilla durante el conflicto) ha hecho.

El Diario de Hoy consultó a Mariposa, a través de una red social, sobre el parentesco que el cabo Maranatha afirma tener con Paco Cutumay; ella dijo que hasta donde sabía, nunca habían tenido parientes en el departamento de La Paz.

“Estoy emproblemado con el Gobierno”

Entre tanto, el cabo Manzanares ha denunciado en diversos medios que está siendo acosado laboralmente por haber denunciado la entrada a Zacatraz de la camioneta con supuestos custodios penitenciarios sin ser registrados.

“Cualquier cosa puede pasar. Estoy emproblemado con el gobierno. Yo estoy esperando dos cosas: primero mi caída y la otra mi destitución”, dijo.

Desde el 29 de septiembre, el temor se ha enquistado tanto en el cabo Maranatha como en su esposa. “Ahora yo salgo de mi casa y no sé si voy a volver”. Lo que más parece resentirle a Manzanares es que se ha metido en ese problema por hacer bien su trabajo.

Manzanares asegura que ha tomado sus propias medidas de seguridad y ha hecho recomendaciones a su familia. Hasta ahora, ninguna institución le ha mostrado su apoyo.

Días después del incidente, se corrió el rumor de que Maranatha había sido trasladado lejos de Zacatecoluca, hacia Sonsonate. Sin embargo, hasta el viernes 6 de octubre aún estaba en la delegación de Zacatecoluca.

Seis días después, un periódico informó que Maranatha había sido trasladado a la Policía Rural de Cabañas; El Diario de Hoy contactó ese mismo día a Manzanares y él confirmó que aún estaba en Zacatecoluca.

Camionetas con inmunidad a los registros

El cabo Manzanares ha dicho a periodistas que no era la primera vez que esa camioneta blanca ingresaba a Zacatraz sin ser registrada. Aunque no le consta de vista, el policía afirmó que ya lo había hecho en dos ocasiones, una de esas había sido el miércoles 27 de septiembre.

Fuentes confiables de El Diario de Hoy, advirtieron el jueves 28 de septiembre que dos camionetas de la Dirección General de Centros Penales estaban entrando a los centros penales de Zacatraz, Ciudad Barrios e Izalco.

La afirmación que hace el cabo Manzanares de que el miércoles 27 de septiembre había entrado a Zacatraz una camioneta con hombres encapuchados sin ser registrada coincide con la visita de otra camioneta de Centros Penales al centro penal de Ciudad Barrios, con la única diferencia que no fue la placas N-8-737, sino la N-10-220, tipo van, color blanca.

Esa camioneta placas N-10-220 ingresó de forma similar a la que entró a Zacatraz: sin ser registrada y llevando a varios hombres encapuchados.

De acuerdo con las fuentes de este periódico, en ambas camionetas se estaba movilizando de una cárcel a otra, a diversos cabecillas de pandillas con la intención de que entre éstos se pusieran de acuerdo para apoyar una nueva negociación.

Autoridades de la Policía han negado insistentemente que estén apoyando una segunda tregua entre pandillas.