Una pesadilla llamada Zacatraz

Con las medidas extraordinarias no hay escuela, talleres, deporte, duchas, visitas de familiares, abogados y llamadas de teléfono. En esa cárcel no entra ni la Cruz Roja Internacional.

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Por Óscar Iraheta

24 July 2017

A las 6:00 de la mañana se escuchan los primeros ruidos. Se abren las pesadas puertas de hierro y los gruesos pasadores rompen el silencio en los oscuros pasillos. Son los custodios que andan repartiendo el desayuno o han ingresado para asistir a algún reo que se quejó o agonizó en toda la noche. Empieza un nuevo día en el Penal de Máxima Seguridad, conocido como Zacatraz.

“Con las medidas extraordinarias hasta el reo más corpulento o asesino agacha la cabeza y se somete al sistema. El dinero no sirve adentro. Si te metes en problemas, te agarran de piñata (golpean). Solo se pasa acostado, haciendo ejercicio o durmiendo. Hasta loco te podés volver. Estar preso ahí es como una pesadilla”, relata Mario.

Mario (cuyo nombre verdadero no se revela por razones obvias) es un cabecilla de la Pandilla 18 de uno de los municipios más populosos y violentos del departamento de La Libertad. Hace semanas salió libre de Zacatraz, la prisión a la que le llama: “un infierno”. El pandillero tiene su pecho y brazos tapizados de tatuajes; tiene mando y poder de decisión dentro de la pandilla en las calles.

La Mara Salvatrucha tenía armas y teléfono satelital en penal de Ciudad Barrios

Él relata parte de las condiciones en que se encuentran más de 600 reos considerados los más peligrosos de El Salvador. Los jefes de la Mara Salvatrucha y la Pandilla 18, narcotraficantes, asesinos, violadores, asaltabancos y últimamente “empresarios”. Nadie tiene privilegios, nadie es más que nadie.

Antes de las medidas extraordinarias impuestas por las autoridades de Seguridad en marzo de 2016, en la cárcel situada en las afueras del municipio de Zacatecoluca, había algunos beneficios muy limitados.