SANTA ROSA DE LIMA. Cansado de estar ganando y perder, como en otros partidos, este jueves L.Á. Firpo estaba repitiendo la historia. Estaba en ventaja, con gol en contra. Pero con todo a favor para sacar el triunfo. Y lo logró. En un partido de riñón, de fiesta pobre, pero con los tantos necesarios (1-2) derrotó a domicilio a Municipal Limeño. Un respiro para los manudos, que llegan a seis puntos, y los cucheros se quedan con siete.
Se pintó deslucido, el principio del cuento. Más esfuerzo de medio terreno, algún disparo indirecto en cada portería y un premio al esfuerzo por seguir jugando ante una alta temperatura, que ganaba a todos. Nada sorpresivo. Pero con mayor tenencia de balón de los pamperos.
Firpo daba mejor proyección, en un parado donde Alonso Umaña en su función de contención ganaba muchos balones y daba salida. Limeño, con más garra y presión, apenas consiguió alguna incursión al área con Clayvin Zúniga y Otoniel Espinoza. Mientras los usulutecos crearon una clara con Daniel Luna, quien probó a puerta y la remató en el achique Abiel Aguilera. El guardameta local lo dejó servido para Umaña, quien lideró la contra, pero no pudo matar a portería (16’).
El trámite siguió intacto. El cero mostraba una fea realidad del pobre espectáculo que estaba en cancha, sin ritmo, sin peligro, con estacionarias, pero sin aprovecharse. La afición estaba aburrida. “Tuvimos más opciones el domingo, ahora no sirven”, gritaba un par desde la tribuna. No había opción para cambiar la cara del juego, aún y con remates a puerta desviados.
Pero en su necesidad certera de saber que tenía que sumar y ganar, Firpo tuvo un mejor complemento. Rápido se puso en ventaja 0-2, gracias a la actuación de Anthony Roque, quien de derecha abrió la cuenta, con un remate al borde del área que se fue al costado izquierdo del portero Aguilera (47’); y dos minutos después, cobró tiro libre, para meter un servicio al área que solo llegó a definir Ricardo Jhon.
A pesar de estar en desventaja, Limeño no dejó de buscar el ataque, un tanto que le diera un respiro y lo colocara a tiro de empate. Sin embargo, pesó la ansiedad y la desesperación para tratar de salir a flote, y era más gana que idea para forzar a la definición, que no llegó.
Los toros cuidaron el resultado que tenían, a pesar de cerrar con uno menos por la expulsión de Umaña. Los santarroseños, con todo y las oportunidades que intentaron generar con pelotazos largos y desviados, lucieron cabizbajos, resignados a dejar ir los puntos en casa. Solo pudo descontar Zúniga, frente a puerta, sobre el final (1-2), que no alcanzó más que de resignación.